La iglesia de Villanueva de la Torre, bajo la advocación de Santa Marina, responde al esquema de edificio rural de nave única, ligeramente más ancha en la zona de los pies, rematada por un ábside semicircular precedido por un tramo presbiterial trapezoidal. Tan sólo la torre campanario adosada a sus pies, al estilo de la palentina de Matalbaniega y de las burgalesas de Vizcaínos de la Sierra y Jaramillo de la Fuente, rompe con el tipismo de su planta, genuinamente románica.
Exteriormente es de resaltar el armonioso escalonamiento volumétrico de las partes que forman el conjunto de torre, nave y cabecera. La fábrica de la nave se alza en sillería muy irregular que tan sólo es visible exteriormente. Una capa de enlucido sobre la fábrica de muros y bóvedas se encarga de ocultarla al interior.
Estudios previos
Durante dos años (2012-2015) seis sensores controlaron las condiciones de temperatura y humedad de determinados puntos del templo de origen románico y ocho fisurómetros, instalados en la torre, el ábside y el atrio, vigilaron su estabilidad. La monitorización del edificio sirvió para tomar el pulso a la iglesia y para determinar que existía un riesgo estructural.
Bajo esta premisa, se completaron los estudios previos, mediante un análisis geotécnico, que supuso la realización de tres calicatas en el entorno de la base de la torre, para recabar más información y conocer con exactitud la composición y el estado del suelo en el que se asienta el templo.
Intervención encaminada a garantizar la estabilidad del edificio
Los informes derivados de la monitorización y los análisis geotécnicos, permitieron a los técnicos de Románico Norte llevar a cabo una intervención adecuada a las condiciones del edificio. El trabajo se centró en garantizar la estabilidad de la iglesia, incidiendo en dos áreas: la torre campanario y el atrio.
En la torre ha sido necesario reconstruir la esquina suroeste, que presentaba una grieta con desplazamiento de sillares. Una patología que afectaba a la resistencia del conjunto y que facilitaba la filtración de agua al interior del templo, acelerando su proceso de deterioro.Para subsanarlo se apuntaló la torre, desmontando y recolocando las piezas, para corregirel movimiento. Para mejorar la estabilidad de la zona se ha nivelado y apisonado el suelo sobre el que se asienta.
En el atrio, la intervención se ha centrado en impermeabilizar el pórtico y en desmontar y restaurar la cubierta, claramente deteriorada. Se ha desmontado y remontado uno de los muros para recuperar su geometría inicial y se ha ejecutado un drenaje para facilitar la canalización y evacuación del agua.
Tanto en la torre, como en el campanario y en el ábside se han rejuntado grietas y limpiado paramentos, que presentaban abundante vegetación. Se han recolocado las piedras del campanario e instalado unos vierteaguas que evitan la entrada de humedad y se ha aplicado un tratamiento de protección.
La intervención se ha completado con el acondicionamiento del entorno y la mejora del camino de acceso al templo. Se ha realizado un drenaje perimetral al norte de la ermita, que recoge las aguas procedentes de la ladera y facilita su evacuación, evitando que afecte a las condiciones y resistencia del terreno.
Monitorización
Para verificar que la intervención ha sido adecuada y ha corregido los problemas de inestabilidad estructural que presentaba la torre, así como el resto de patologías detectadas, se mantiene la monitorización del edificio, destinada, por un lado, a evaluar los movimientos estructuralesy las condiciones ambientales y, por otro, a facilitar la conservación y el mantenimiento del templo.
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