La Fundación restauró los cuatro sepulcros del presbiterio y otros bienes muebles de la iglesia de San Esteban de Cuéllar como la hornacina y el retablo del Descendimiento, la hornacina del Crucificado, los murales de la capilla más próxima al lado del Evangelio y el retablo de la Virgen del la nave de la Epístola. Los sepulcros, insertos en los muros y distribuidos en pares a los dos lados de la capilla mayor de la iglesia de San Esteban, están decorados con yeserías de clara raigambre mudéjar, elementos góticos, de principios del siglo XV, y renacientes, incorporados en los primeros años del siglo XVI. Sus titulares, según rezan las inscripciones, vivieron en los siglos XV y XVI: Alfonso García de León y su esposa Urraca García de Tapia y Martín López de Córdoba y su esposa Isabel de Zuazo.
RestauraciónLos numerosos encalados ocultaban el volumen y el color original de la yesería. Los restauradores retiraron esas capas de cal, reprodujeron las zonas perdidas siguiendo el modelo de las que se conservaban y reintegraron la policromía donde faltaba. InvestigaciónAl trabajar en los sepulcros se descubrieron restos de siete individuos: dos mujeres y cinco hombres, dos de ellos lactantes. Entre ellos, cinco se había momificado de forma natural y los otros dos conservaron únicamente el esqueleto. La restauración hizo necesario un profundo estudio antropológico, genético y paleopatológico de los cuerpos hallados en los sepulcros. Con esta investigación se desvelaron datos valiosos para el conocimiento de la vida en la Edad Media. El estudio antropológico atribuye la buena conservación de los cuerpos a las favorables condiciones ambientales, dado que las tumbas están separadas del suelo, aisladas de la humedad, y mantienen una temperatura baja, y al uso de cal en los sudarios y, en algunos casos, en las vías respiratorias.
Las bulas de Isabel de ZuazoLa restauración de los sepulcros del presbiterio de la iglesia de Cuéllar deparó un hallazgo de extraordinario interés: un conjunto de bulas impresas de finales del siglo XV y primer tercio del siglo XVI, entre 1484 y 1535, que se conservaban en la sepultura de Isabel de Zuazo, esposa de Martín López de Córdoba y señora de Cuéllar. La solicitud de indulgencia por Isabel de Zuazo no fue coyuntural sino dilatada en el tiempo porque tomó estas bulas durante más de cincuenta años, desde la primera que adquirió en 1484, con el Papa Sixto IV, hasta la última ya en el pontificado de Pablo III, en 1535. En total, se han recuperado, estudiado y restaurado 47 bulas y16 fragmentos, aunque hay algún fragmento más, en proceso de identificación. 12 de estos documentos son anteriores al 1 de enero de 1501 y por tanto se consideran incunables. 12 se imprimieron entre esa fecha y el 31 de diciembre de 1520, lo que los encuadra dentro de la categoría de post-incunables. Los restantes están datados entre esta fecha última y 1535, si bien alguno podría ser posterior. Dos de las bulas más antiguas, están impresas en pergamino, de manera que están mejor conservados, y el resto en papel, un material más frágil. El carácter excepcional del descubrimiento radica en el escaso número de ejemplares de bulas de imprenta que se conserva. La colección de bulas de Isabel de Zuazo es un tesoro para el estudio de los primeros momentos de la imprenta en Castilla y en España y para el mejor conocimiento de la producción incunable, de la que se conservan pocos testimonios. Este conjunto de documentos tiene un valor extraordinario para enriquecer las aportaciones anteriores sobre el tema. | FICHA TÉCNICATipo: Restauración (Bienes muebles) Colaboradores: Diócesis de Segovia, ayuntamiento de Cuéllar, Centro de Conservación y Restauración de Bienes Culturales de la Junta de Castilla y León y Universidad de Valladolid Presupuesto: 200.000 € |